viernes, 20 de abril de 2012
Reto
Sólo nos quedamos aquella primera noche en el colegio los tres alumnos. No recuerdo, pero los educadores supongo que sí que estarían, pues, aquella situación pospuesta 40 años supondría un trauma psicológico-infantil para cualquier infante de 10 añitos con el agravante del pánico que podía infundir aquel sector C, dormitorio prácticamente deshabitado, desconocido e inmenso. Puedo dar fe que no supuso ningún problema mental que no lo superase la emoción de encontrarme en el inicio de un camino, de una envolvente realidad que teníamos que asumir, dominar, desmenuzar. Algo que no estaba al alcance de muchos y por eso tuvimos que adaptarnos para progresar sin miedo.
Comenzaba la gratificante aventura que no podía detener una nochecita en un lugar que, aunque tenebroso y desolado, albergaba todas nuestras esperanzas y copaba nuestras perspectivas para aferrarnos a una formación prometedora.
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